Dos emprendedores multiplican su facturación fabricando kombucha La fábrica donde producen la bebida, baja en calorías y en azúcar, está situada en Atarfe, y distribuyen cada mes unas 10.000 botellas.

Dos emprendedores que dejaron sus trabajos como ingenieros en Estados Unidos para abrir camino y mercado en España a la kombucha, una suerte de té verde fermentado con base en una colonia de bacterias y levaduras que se utiliza también para la producción de kéfir, y que da lugar a una bebida no alcohólica con finas burbujas, han multiplicado por 15 su facturación mensual desde que comenzaron su andadura empresarial, con fábrica en un polígono de Atarfe, en el área metropolitana de Granada, coincidiendo con el inicio de la pandemia de Covid-19.

Así lo ha explicado a Europa Press Raúl de Frutos, uno de estos dos jóvenes empresarios que, ahora en la treintena, se conocieron en su etapa como estudiantes universitarios de Ingeniería Industrial en Madrid, y, que, ya con base en Chicago, adonde se desplazaron para terminar su carrera, recorrieron Estados Unidos conociendo las experiencias de distintos fabricantes de kombucha, una bebida vegana que les cautivó.

La kombucha, que existe desde hace miles de años, y que tiene sus orígenes en Asia, se populariza con distintas variedades y sabores, sobre todo en la última década, en Norteamérica desde California, donde gente como De Frutos y su socio, Fernando Martín, interesada en la “vida sana” o el “deporte” empezó a pedirla en bares o cafeterías como “alternativa” a bebidas alcohólicas o azucaradas.

Con lo que pudieron aprender en Estados Unidos, y tras trabajar en sectores relacionados con la industria aeronáutica o la tecnología, volvieron a España, donde iniciativas como la que empezaron a articular en 2019, bajo la denominación Víver Kombucha, aún son minoritarias, y también el conocimiento de esta bebida, compuesta por té, agua y azúcar, con scoby, acrónimo de las siglas en inglés de una colonia simbiótica de bacterias y levaduras que se utiliza para la fabricación de productos como el kéfir, y que “hace toda la magia” como fermentador.

Así lo ha explicado Raúl de Frutos, que ha resaltado que el resultado es una bebida baja en calorías y en azúcar que “no tiene nada que ver con el té”, una vez ha pasado por el proceso de fermentación de entre dos y cuatro semanas que ellos están haciendo en una fábrica en Atarfe, en la que la empresa, a la que están vinculadas cinco personas más, tiene su sede, distribuyendo cada mes unas 10.000 botellas.

Lleva probióticos naturales, tiene “finas burbujas” sin que se le añada gas de forma artificial, y es “refrescante y beneficiosa para la salud”, ha detallado De Frutos, que ha recordado que fue en 2019, ya con su propia “receta” definida, cuando el proyecto echó a andar con la tramitación de las distintas certificaciones sanitarias y ecológicas y el acondicionamiento de sus instalaciones.

Es la primera empresa de estas características en la provincia centrada en la kombucha, una bebida cuya producción sí está más extendida en países como Gran Bretaña o Francia, ha relatado el cofundador de la misma, que, de momento, va adelante con los ahorros de sus fundadores, sin apoyo de programas oficiales, y está en conversaciones con la Universidad de Granada para abrir una vía de colaboración.

“Mucha gente nos escribe” contando que “se ha ido” de España “por falta de oportunidades”, y el mensaje de esta experiencia es que “es posible volver” y “traer nuevas ideas e innovar”, ha especificado.

Tiendas online y ecológicas

Distribuyen esta bebida energética y que ayuda a perder peso a través de su propia tienda ‘online’ pero también en establecimientos que apuestan por productos ecológicos, estando en contacto con más de 500 en toda España, empiezan a entrar en el sector de la restauración y exploran el mercado exterior.

Las vicisitudes de este 2020 tiene en este proyecto un ejemplo paradigmático. Después de meses de preparativos, estos emprendedores con base en Granada vendieron sus primeros productos, para los que utilizan productos de mercados cercanos, como el de Huelva para las fresas ecológicas con que dan sabor a una de sus variedades de kombucha, en marzo, cuando la pandemia de covid-19 comenzaba a hacer estragos.

El té verde viene de China aunque lo compran a un distribuidor local. Es, en cualquier caso, y más allá de unos resultados económicos que quieren consolidar sin renunciar a la “autenticidad” de su producto, un buen momento para “educar” sobre esta bebida aún desconocida, y que se puede encuadrar en un nuevo modelo de consumo más pausado y preocupado por el entorno, en línea con una idea de “sostenibilidad”.

“La gente cada vez mira más los ingredientes de la comida”, ha resumido De Frutos, incidiendo en la necesidad de que las bebidas no lleven “demasiado azúcar” y se basen en “ingredientes reales, no ultraprocesados”, como el jengibre o la cúrcuma, cambiando “un poco las reglas del juego”, no solo a la hora de comer sino también a la de salir.

Fuente: Granada Digital