El ‘boom’ del espárrago de Granada El sector, que ofertará 420.000 jornales de recogida hasta finales de mayo, inquieto por el incremento de la oferta dentro y fuera de España. El cultivo crece un 10% anual pero las cooperativas tienen problemas para dar salida al producto.

Primero fue la remolacha de azúcar. Casi treinta fábricas funcionaron en la Vega durante la primera mitad del siglo XX. Riqueza que se notó incluso en el desarrollo urbanístico de Granada con la construcción de la Gran Vía. Aquel esplendor duró hasta el decenio de 1970. Después llegó el tabaco, que en los años buenos, a principios de los noventa, contó con más de 2.500 explotaciones extramuros de la capital. Y ahora no son pocos los que hablan ya, con bastante cautela, del espárrago como la tercera revolución agrícola en Granada, un cultivo que históricamente contó con fuerte implantación en la zona del Poniente y Vega Baja, pero que registra una notable expansión en los últimos años por toda la provincia -las plantaciones han llegado hasta la zona del Altiplano-, un crecimiento que ya se ve amenazado por el colapso de los mercados nacionales e internacionales, donde han irrumpido con fuerza poderosos competidores como Italia.

Hay dos razones que explican esta eclosión del espárrago. La primera y más importante es que ‘en Granada es posible’. Que Granada presenta las condiciones agroclimáticas ideales para el desarrollo de esta actividad. ¿Qué pasa? Que lo mismo sucede en Sevilla o Córdoba, por citar ejemplos cercanos. Y la segunda se llama ‘rentabilidad’. Producir un kilogramo de turiones cuesta en torno a los 1,10 euros y los agricultores lo han vendido en los últimos años por unos 2,10 euros. Un euro de diferencia. Las cuentas venían saliendo hasta ahora: las variaciones de precio no han oscilado más del diez por ciento en la última década. El panorama ha cambiado este año. A finales de la Semana Santa el producto se había devaluado un cuarenta por ciento.

Hay consumo de un producto muy valorado por su sabor y textura fina en la cocina, pero también por los beneficios que reporta para el organismo por sus nutrientes y vitaminas -son una fuente de fibra y ácido fólico-, por su poder antioxidante que brinda protección ante enfermedades como el cáncer, porque fortalece el cerebro y porque es un diurético natural. Propiedades que incentivan su demanda, pero también su oferta. Ahí están viniendo los desequilibrios… y los problemas. Este vegetal, que brota en estos momentos en 6.446 hectáreas de Granada -la cosecha se prolonga entre marzo y junio-, se comercializa fresco a través de potentes cooperativas fundamentalmente en Francia y Alemania, pero también presenta un alto nivel de penetración en Suiza, Inglaterra, Dinamarca, Holanda e Italia, y poco a poco en países del Este de Europa como Lituania. Granada exporta el setenta y cinco por ciento de lo que produce.

Previsiones favorables

La Delegación de Agricultura asegura que las expectativas para esta campaña son favorables tras el aciago ejercicio anterior. Se prevé un aumento de la cosecha debido a que las condiciones climáticas han sido más propicias, pero también a que la extensión plantada aumenta anualmente un diez por ciento. Esta hortaliza ocupa hoy día 6.446 hectáreas -Granada suma tres cuartas partes de la superficie cultivada en la comunidad autónoma andaluza-, lo que supone un incremento de 301 hectáreas respecto al año anterior. De estas 6.446 hectáreas, un total de 2.342 son de secano y 4.204 de regadío, según las estadísticas que maneja la Junta de Andalucía.

Granada generó la pasada recogida 33 millones de kilogramos, cuya venta se tradujo en unos ingresos cercanos a los 69 millones de euros para los esparragueros granadinos. Esto supuso el 5,5% de la factura agraria de Granada en 2016. Los principales municipios productores son Loja, Huétor Tájar, Montefrío, Fuente Vaqueros, Villanueva del Mesía y Moclín, aunque también se puede encontrar ya en casi todas las comarcas -incluyendo Guadix, Baza e incluso el Altiplano-. La otra gran lectura respecto al impacto del espárrago en la economía de Granada se relaciona con la mano de obra. Este curso se están ofertando 420.000 jornales, según las estimaciones que hace la Delegación de Agricultura. La mayor parte se concentra en la recogida. Las sociedades cooperativas contratan a miles de mujeres en estas fechas para acometer las tareas de envasado y manipulado.

«Olivar y espárrago son los únicos que dan dinero»

Antonio Rodríguez se ha levanta todos los días antes de que salga en sol. En Peñuelas. Como lleva haciendo desde hace medio siglo. Siempre tiene faena. Estos meses, con el espárrago, mucho más. La campaña se generalizó en la última semana de marzo, aunque la eclosión vino con el calor de Semana Santa. Los agricultores siempre miran al cielo. Ahora también lo hacen a Internet. La primavera es la época del brote y el rebrote. Del verde. También de faena para decenas de poblaciones granadinas como Peñuelas, una pedanía de Láchar donde «todo el mundo vive de la tierra». Sobre todo de los espárragos y los olivos, «que son los que ahora dan dinero», comenta Antonio. Decenas de tractores y todoterrenos deambulan todas las mañanas por los cientos de caminos y senderos que cuartean la Vega de Granada. Estamos en plena cosecha.Láchar, Peñuelas, Cijuela, Fuente Vaqueros, Pinos Puente… han apostado por esta actividad agraria y por su rentabilidad. Allí donde antes había tabaco. Se estima que entre la Vega de Granada y el Poniente se ofrecerán casi medio millón de jornales. Trabajo para unos municipios que soportan una elevadas tasas de paro. Donde sigue habiendo crisis.

El espárrago es un cultivo muy social, donde prevalece el minifundio. Son miles los hogares que viven de este sector y que afrontan estas semanas con el optimismo de obtener un producto de calidad que se venda a unos precios que garanticen su rentabilidad.

Fuente: Ideal