Bertrand Massanes: «Las pymes no deberían prescindir de una buena imagen»

«El diseño es el embajador silencioso de una marca», señala el fundador y socio director de la agencia de brand design (diseño de marca) Little Buddha, Bertand Massanes, pues -añade- «puede cambiar drásticamente la percepción de una marca y por ello permitirla despuntar de forma muy significativa».

Para ejemplicar este hecho, el propio Massanes pone el ejemplo de los coches del fabricante alemán de vehículos Audi, que hace 15 años «adoptaron una línea moderna y redondeada que cambió repentinamente la percepción del público, convirtiéndose en una marca aspiracional».

Hace ya una década, precisamente, que, con el objetivo de «ser el brazo estratégico de nuestros clientes», Massanes -que había ejercido como responsable de marketing y ventas en compañías como Danone-, fundó su propia agencia. «Mi motivación suena a osadía, pero estaba seguro de que podía hacerlo mejor que las agencias con las que trabajaba entonces», reconoce.

Visión de negocio y marketing
Desde el inicio, la forma de hacer de Little Buddha quería destacarse de la del resto de compañías del sector, dando una mayor importancia a la visión de negocio y estrategia de marketing. Y es que, en vez de perseguir un aumento notable de las ventas de sus clientes, «algunas agencias sólo pretenden ganar premios», sentencia Massanes.

Y entre los logros de su agencia -con sede en Barcelona- se encuentran por ejemplo, el cambio de diseño, en 2015, del vaso de la crema de cacao Nocilla, que permitió un fuerte crecimiento de ventas. «Dejamos atrás un diseño con efectos y destellos que remitían a productos poco sanos para hacer un revival del pack del origen de Nocilla, con un logo depurado de efectos, limpio y simplificado», explica Massanes, quien también apunta que, en 2014, la marca Sant Aniol -agua volcánica de Cataluña- experimentó «un crecimiento del 30 por ciento» gracias a reforzar su ventaja diferencial, con la nueva identidad visual que ideó el equipo de Little Buddha. Como afirma su fundador, hoy más que nunca, «cómo nos presentamos al consumidor es lo que permitirá escoger entre un zumo u otro, un chocolate u otro».

Cuando desde elEconomista preguntamos a Massanes si es posible que las pymes accedan al brand design, es muy claro: «Sin dudarlo. Es más, prescindir de una buena imagen es un lujo que pequeñas empresas no se pueden permitir».

Barcelona, ciudad de diseño
Aunque, como señala el fundador de Little Buddha, «en países como Reino Unido o Estados Unidos el diseño se reconoce como valor estratégico de la empresa» de un modo más notable que en nuestro país, lo cierto es que Massanes, de origen francés, quiso que su agencia naciese en la Ciudad Condal. «Las escuelas de referencia en diseño gráfico y de packaging (envoltorio que representa a los productos) están en Barcelona», lo que convierte a la urbe en «un vivero de talentos». A esto se suma que «esta ciudad cuenta con una intensa actividad económica, muchas empresas de diversos sectores y una gran densidad de potenciales clientes. Además, Barcelona es una ciudad atractiva e incluso de moda en Europa. Es más fácil atraer talento para que trabajen en Little Buddha a diez minutos de la playa que en otras ciudades europeas».

Precisamente, la plantilla de la agencia barcelonesa -con una treintena de profesionales- está formada por personas de más de diez nacionalidades; fruto de una aspiración internacional que ha llevado a la compañía a trabajar con clientes de España, Francia, Alemania, Rusia, Estados Unidos, Canadá́, gran parte de África y Oriente Próximo, China o Corea, así como a abrir oficinas -en los años 2014 y 2015- en Madrid, París, Cambridge y Oporto.

«La mayor dificultad a la hora de internacionalizar la empresa es tener los recursos económicos necesarios para financiar un equipo local conocedor del mercado, afirma Massanes, quien reconoce tener el ojo puesto en países como Alemania y Suiza, de cara a la apertura de próximas oficinas.

Fuente: El Economista