Amela, el tomate de la felicidad, que se cultiva en la Costa Tropical Genera interés entre restaurantes de estrellas Michelin de toda Europa por su característico sabor. El kilo se sitúa entre los 15 y 18 euros, y en tiendas por unos 29.

A la Costa de Granada le separan de Japón, además de lo diferente de su cultura, algo más de 10.000 kilómetros. Una distancia considerable que, hace unos años un grupo de empresarios y agricultores decidieron acortar, tras una serie de casualidades, para unir fuerzas y cultivar un producto que, tras mucho «esfuerzo, trabajo e ilusión», les ha servido para hacerse con el «Oscar» del sector hortofrutícola.

La Cooperativa La Palma es, posiblemente, uno de los casos de éxito más impresionantes que se han podido ver en la provincia en los últimos años. Esta empresa ubicada en la costa, aunque cuenta con centros en diferentes puntos de la provincia, cumplirá su medio siglo de existencia el año que viene, y a día de hoy es una de las que mayor proyección tiene, no solo de Granada, sino de toda España. Convirtiéndose en una de las referentes del sector y una de las mayores exportadoras mundiales de distintas variedades de tomates, entre ellas el cherry. Aunque ha sido el Amela, el que le ha brindado la posibilidad de hacerse con el prestigioso premio ‘Innovation Gold Award 2022’ en la ‘Fruit Logística’ de Berlín.

Se trata de un tomate con raíces japonesas, y que está pensado para el mercado gourmet europeo, aunque levanta cada vez más interés en el de Oriente Medio y Estados Unidos.  De apariencia sencilla y sin grandes rasgos diferenciadores en superficie con cualquier otro tomate que se puede encontrar en tiendas y supermercados, el Amela guarda un gran secreto en su interior. Con un alto contenido en azúcar y el punto perfecto de acidez, este tomate de grandes cualidades organolépticas, presenta una explosión de sabor con reminiscencias al tomate del pasado.

Pero para llegar a conseguir un tomate de ‘Oscar’ que crea un equilibrio perfecto en el nivel de acidez y dulzor al que se le suma el «sabor umami» – esencia de la delicia- ha hecho falta mucho trabajo. Mashahiro Inayoshi, el presidente de la producción de Amela en Japón, explica a Granada Hoy que empezó a cultivarlo hace 25 años, aunque los tres primeros «fueron prácticamente de ensayo y error hasta dar con el producto que queríamos para aumentar su producción».

Inayoshi señala que «en Japón es bien conocido que España e Italia son grandes productores de tomate«, por lo que querían traer su producto hasta el epicentro. Algo que de primeras parecía imposible.

Tras varias conversaciones con los responsables de la Cooperativa y señalar que, «era algo especial y que en España no existía», decidieron dar el gran paso. «En un primer momento, incluso se llegó a pensar en traer el tomate ya cultivado desde Japón, pero era algo que no era ni ecológico ni sostenible«, por lo que finalmente decidieron que lo mejor era «sumergirse» en la cultura española, explica Inayoshi, quien añade que actualmente del país nipón aportan la marca, aspectos técnicos y una familia japonesa que lleva ya varios años instalados en la Costa Tropical y que trabajan junto a un equipo autóctono de la Costa.

Sosteniendo unos Amela en las instalaciones

Sosteniendo unos Amela en las instalaciones ALBA FEIXAS

Por su parte, el director comercial, Carmelo Salguero, destaca que el tomate Amela está cautivando los mercados por su sencillez y sofisticación. Con un delicioso, dulce e intenso sabor que «nos recuerda a una fruta fresca recién cortada». «La gente empieza a conocer cada vez más la marca. La piden desde distintos puntos de Europa, e incluso en la Feria de Berlín hemos tenido la oportunidad de contactar con empresas de Oriente Medio».

Salguero incide en que se trata de un tomate que hay que probar. «Cuando la gente lo prueba, le cambia la cara, tiene un sabor que te entra en el cerebro y lo recuerdas». Sobre su alto precio, reconoce que «no es un tomate para comer todos los días. Es caro porque tiene unos costes fijos muy altos, hay que tener en cuenta que una planta puede producir solo medio kilo».

Actualmente el público objetivo del Amela es el mercado con un alto poder adquisitivo. «Nos están llamando muchos restaurantes estrellas Michelin de toda Europa. Aunque en España, se está comercializando también en El Corte Inglés, y cuando el producto no llega el consumidor se enfada, porque están acostumbrados a este tipo de tomate», indica el director comercial. El kilo se sitúa entre los 15 y los 18 euros, y en tiendas por unos 29 euros. Aunque hay países en los que está llegando por encima de los 35 euros.

Una caja de Amela en las instalaciones donde se cultivan

Una caja de Amela en las instalaciones donde se cultivan ALBA FEIXAS

El ‘fruto’ de la casualidad

Una historia de éxito que apenas está echando a andar y que no sería posible si Kota Inayoshi, el hijo de Masahiro, no hubiera elegido en 2012 a la Cooperativa La Palma para formarse. El presidente de la Cooperativa, Pedro Ruiz, asegura que Kota estuvo seis meses trabajando con ellos. Previamente barajó varias posibilidades con su familia, quería ir a una empresa dedicada al sector hortofrutícola para formarse, y entre las opciones se encontraban Holanda, Estados Unidos, y una pequeña cooperativa ubicada en Carchuna. «El destino quiso que viene a trabajar con nosotros. Les gustó nuestra forma de trabajar, ellos son pequeños agricultores y tienen un modelo de trabajo muy parecido. Después de esa experiencia, nos ofrecieron la oportunidad de conocer sus explotaciones y en 2017 decidimos montar estas instalaciones».

Ruiz cuenta que tras eso, «tuvimos la suerte de que se viniera Keitsuke Mido con su familia para cultivar un tomate de Japón en plena Costa Tropical, y tras mucha ilusión, trabajo, y por supuesto un producto excepcional, que una cooperativa de la costa de Granada haya conseguido el reconocimiento de unos premios a los que se presentan multinacionales de material genético, robótica, empresas que están posicionadas en todo el mundo, es un verdadero orgullo».

Una variedad de tomate que se cultiva «exclusivamente» y con «muchos mimos» en una finca de dos hectáreas que tiene la Cooperativa La Palma en Puntalón, pero que va a ser ampliada en otras dos más que irán ubicadas junto a las actuales, ya que actualmente la producción se encuentra limitada y con una alta demanda principalmente del mercado nacional o en Suiza, Alemania, Bélgica.

En la Palma hay unos 1.300 trabajadores, 700 agricultores. Comercializan en 35-40 países y continúan trabajando con sus productos de cara al futuro, además de comercializar el producto fresco, ser líderes en el tomate cherry valorizar sus productos con la creación de cremas y gazpachos, entre otros, quieren ampliar sus instalaciones para seguir innovando e investigando en la capacidad de sus productos, así como duplicar la extensión de la zona de cultivo del Amela para atender a la alta demanda que está generando este tomate «de la felicidad» que no deja indiferente a nadie.

Fuente: Granada Hoy