El 40% de las startups fracasa por conflictos entre socios: ¿cómo elegir uno perfecto?

El 40% de las startups que fracasa lo hace por desavenencias entre sus socios o el equipo fundador. Esa conclusión es la que dicta la experiencia de RB Ruiz Beato Abogados, especializados en asuntos laborales, fiscales y jurídicos. Según estos expertos, para triunfar es tan importante contar con una idea innovadora como tener un equipo y socios adecuados.

Las primeras divergencias entre los socios suelen surgir por la forma de gestión, la entrada o salida de socios, la expansión… «Una de las recomendaciones para prevenir posibles fracasos es que los socios firmen un pacto en el que se prevean posibles situaciones que puedan llegar a producirse y que se establezca cómo se va a actuar o las condiciones de salida», apunta Fernando Ruiz-Beato, socio del bufete. «Además es importante delimitar bien desde el principio las responsabilidades y áreas de actuación de los socios», añade.

La historia empresarial está llena de ejemplos como Yahoo!, Google, Burger King, Ben & Jerry, Hewlett Packard, Harley Davidson, Procter & Gamble… en los que el carisma y simbiosis del equipo fundador fueron determinantes para el crecimiento de las compañías. Conscientes de la importancia de acertar con la elección de un buen socio empresarial o financiero desde RB Ruiz Beato Abogados han dado a conocer los siete aspectos que hay que tener en cuenta al elegir a tus socios empresariales o al montar una startup.

1. El valor de cada uno

No cualquier socio vale. Es importante saber el valor que aporta cada uno de los socios, aquello en lo que va a contribuir y aquello que no le puedes pedir, sus áreas de experiencia o contactos. No todos los socios tienen que hacer lo mismo ni valer para lo mismo. Cambiar a las personas es muy complicado y los socios tienen que aceptarse, todos tal cual son, y ser conscientes de sus virtudes y sus defectos. Deben conocerse y deben interpretar las conductas que se producen a su alrededor en función de cómo sea cada uno para evitar sorpresas.

2. Confianza y entrega

Cuando uno se embarca en un proyecto asociativo debe aparcar los miedos, los ‘por si acaso’, los reparos que se plantean antes de embarcarse y una vez que se ha embarcado embarcado, no puedes estar midiendo o cubriendo las espaldas o no entregarse en cuerpo y alma al proyecto. Sin entrega ciega no hay confianza y sin confianza no hay posibilidades de alcanzar un futuro prometedor. «Sino confías en tus socios, estarás más pendiente de los fantasmas que del negocio».

3. El espíritu de sacrificio

Al igual que ocurre en el deporte, cualquier proyecto empresarial también conlleva sacrificios tanto personales como familiares y, a veces, empresariales. Si uno de los socios no está dispuesto a sacrificarse, no merece la pena que se embarque en algo que le va a exigir mucho, más de lo que normalmente uno puede dar y que va a generar recelos entre el resto de socios.

4. Capacidad de comunicación

Es muy importante que haya comunicación entre los socios, que haya libertad para que cada uno pueda exponer su postura con total confianza, sin que a la primera de cambio se produzca una ruptura. Sin dialogo o confrontación de ideas es difícil que la unión de los socios haga la fuerza y para ello hay que dejarse de correos electrónicos y promover reuniones presenciales y levantar las actas correspondientes para que no queden dudas sobre las decisiones que se toman.

5. Persistencia y creatividad

El socio tiene que evolucionar con el negocio, emprender, adaptarse al mercado, a las nuevas demandas y necesidades de los consumidores, innovar y ser creativo a la hora de hacer las cosas… Todo esto requiere de una actividad constante, continua y persistente que exige al socio ser luchador y debe aportar ideas nuevas y diferentes, debe tener tiempo para pensar, además de hacer como el que más.

6. Compromiso y responsabilidad

Sin compromiso no se va a ningún lado. Si uno de los socios no está comprometido con el proyecto, si el socio no tiene el enfoque de vida puesto en el mismo, es muy difícil que un proyecto salga adelante y más aún si ese compromiso no va unido a la responsabilidad. Uno tiene que saber qué obligaciones asume y las cargas que cada día uno se ve obligado a soportar. Sin responsabilidad no hay viabilidad.

7. Saber arriesgar

Un socio tiene que tomar decisiones y no es fácil hacerlo ni siempre conlleva el acierto de las mismas. Pero quien no toma decisiones no anda, no camina y en un negocio nunca puedes estar parado. Muchas decisiones conllevan riesgos y sin riesgo uno no es empresario, no cualquier persona vale para arriesgarse y no cualquier riesgo es válido.

Fuente: El Economista