Panhuétor: cinco generaciones con el pan bajo el brazo

La industria de la alimentación está sacando fuerzas de flaqueza y capeando el temporal económico de la mejor manera posible, tanto es así que a lo largo de 2009 ha conseguido mantener las buenas cifras obtenidas durante los últimos años.

Durante el pasado año, el sector de la alimentación y las bebidas facturó 84.600 millones de euros, un 3,4% menos que el año anterior pero superior a la cifra alcanzada en 2007, cuando aún la crisis no había hecho acto de presencia –al menos no con la fuerza que ha ido acumulando poco a poco-. En definitiva, una cifra que supone el 14% de las ventas netas de la industria y el 8% del PIB español.

Estas cifras son el resultado del primer barómetro del sector de la alimentación, elaborado por la Federación española de industrias de la alimentación y bebidas (FIAB). Esta entidad engloba en la actualidad a 48 asociaciones sectoriales que representan cerca del 90% del volumen de negocio del sector.

Su actividad fundamental se centra en informar al sector de las novedades que puedan afectar a su funcionamiento y representar sus intereses ante las diferentes administraciones y órganos de decisión, en todos los ámbitos de mercado. Este estudio demuestra que aunque también la alimentación ha sufrido la crisis, esta industria ha mantenido una estabilidad mayor que otras, demostrando una enorme capacidad para superar barreras.

A través del barómetro de 2010, se nos ha proporcionado una radiografía del momento actual que se está viviendo en la industria. Por ejemplo, tenemos cifras que nos hablan de cuántas empresas forman este nicho de mercado (el 96% son empresas pequeñas: 29.500 tienen menos de 50 empleados; 1.035, entre 50 y 500 empleados; y, 68 cuentan con más de 500 trabajadores).

Buenos datos

Según el Índice de Producción Industrial (IPI) del mes de marzo de 2010, el sector de la alimentación tuvo una variación anual positiva del 11,9%. Un crecimiento bastante mayor que el índice general (6,8%) y en línea al de otros sectores como el de la industria textil (20,9%), el de los productos informáticos y electrónicos (15,7%) y el de los vehículos (26,7%).

En este sentido, las pequeñas y medianas empresas granadinas dedicadas a la alimentación, han sacado la artillería pesada, han apretado puños y dientes y continúan buscando las fórmulas más efectivas para hacer frente a los difíciles momentos económicos que todos sufrimos. Las distintas asociaciones de trabajadores dedicados al sector han hecho piña en la búsqueda de esas fórmulas resolutivas. Por ejemplo, en el ámbito de la panadería (AGRAPAN –Asociación de Panaderos de Granada) ya se plantean medidas que además de permitirles mantenerse estables económicamente durante la crisis, les ayuden a incrementar los beneficios. Es el caso de uno de los panaderos y empresarios del sector más conocidos en Granada, Francisco Martín Conesa, uno de los dueños –junto a sus hermanos- de la empresa Panhuétor, conocida por todos, pues en 1850 comenzó a elaborar pan la primera generación de la familia Martín (y ya van por la cuarta). Para Francisco, es el momento de “tomar medidas. Pueden ser muy variadas, pero algo hay que hacer”.

A diario suelen sacar entre 150 y 200 kilos de pan, y para completar e incrementar las ventas están haciendo hincapié en los productos envasados y también en el pan precocido que suelen vender para los restaurantes y los hoteles. Ha habido pérdidas, algo inevitable con la situación vivida; sin embargo, y a pesar de la competencia que sigue surgiendo, han tratado siempre de mantener los precios, en agradecimiento a una clientela fiel.

Desde Panhuétor, al igual que en el resto de empresas alimenticias granadinas, no piensa tirar la toalla y van a seguir ofreciendo a sus clientes el mejor pan y los mejores productos posibles durante muchos años; en este negocio en concreto ya hay miembros de la quinta generación de la familia entrando en contacto con la empresa, puesto que están seguros de que pronto volverán a recuperar el total de beneficios de antaño. Como retos para este 2010, Francisco tiene muy claro que lo básico y primordial es seguir mejorando la calidad del pan, “un reto permanente. En ello trabajamos día a día”, así como también se marcan metas encaminadas a mantener a la plantilla y a los clientes, “a estos últimos además hay que ir ganándoselos poco a poco, y poder aumentar su número”.

Material especializado, todo tipo de maquinaria: tanques de 25.000 kilogramos de harina, 2 trenes de laboreo -uno manual y otro automático-, una máquina de ultracongelación, otra de fermentación y una más de conservación de congelados, un horno italiano con un quemador en leña de olivo del que sale el pan casero, 3 hornos de convención, distintas cámaras de fermentación retardada…., son elementos que podemos encontrar en el obrador situado en la zona de Mundo Nuevo, en Huétor Vega. Con este material y las amplias instalaciones, una gran calidad de materias primas, un trabajo elaborado con cariño y una exquisitez en el trato a la clientela no es de extrañar que Panhuétor haya sobrevivido a 4 generaciones y que aún tenga un gran futuro por delante. El mismo que le auguramos al resto de pequeñas y medianas empresas de nuestra provincia, que cada mañana trabajan duro para ofrecer un mejor servicio a sus clientes.

Fuente: Granada Digital (11/08/2010)