Kolmer: los reyes del color

La fábrica de pinturas Kolmer se ha convertido en un gigante del sector. Vende unas 9.000 toneladas al año de tintes, revestimientos, disolventes y esmaltes en España, resto de Europa, África y Suramérica. Y está en constante renovación. La firma, que ocupa un recinto de 26.000 metros cuadrados (unos tres campos de fútbol), cuenta con un equipo de químicos que investigan materias primas para crear nuevos productos. Trabaja, además, con investigadores de la facultad de Química de la UGR, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Navarra.

Kolmer nació en 1940 de la mano de Jesús Ruiz, relata su nieto, Ángel, hoy director general de la firma. Con técnicas aprendidas en Barcelona, el fundador montó un taller de aplicación de pinturas y comenzaron a encargarle grandes trabajos. «Fueron unos tiempos duros que requerían iniciativa y creatividad para suplir los escasos medios disponibles; en aquella época ser emprendedor era muy difícil. No obstante, creciéndose con las dificultades, creó una empresa de pinturas al agua y luego otra de barnices para la decoración y la industria de la madera», cuenta Ángel.

Historia. El surgimiento de las grandes empresas de pintura amenazó a la entonces pequeña firma, a principios de los años 70. Pero Kolmer supo salir de la encrucijada gracias a «la combinación de tradición e innovación» y a la incorporación de los miembros de la segunda línea generacional. Tomó el testigo su hijo Joaquín y la empresa amplió su actividad con un almacén de distribución.

En los años 80, Kolmer se trasladó al polígono Juncaril de Albolote y amplió su línea de productos. «Es en estos momentos cuando volvemos a tener un crecimiento importante», explica el actual director general. Con esa sólida base, la firma se lanzó en la década de los años 90 a crear empresas auxiliares. Así, nacieron Edingra (promotora y propietaria de naves en alquiler), Tespint (mantenimiento industrial), Cepint (acabados industriales), Infovideo (distribución) y Cortijo Anche (explotación agrícola), que hoy conforman el grupo Kolmer.

En los últimos años se ha incorporado la tercera generación, el propio Ángel y José María, a cargo de la dirección comercial. Ambos se han formado en Inglaterra en dirección de empresas y marketing, y mantienen su compromiso con la empresa, que continúa en crecimiento. «Hoy día estamos entre las diez fábricas más importantes del sector en el país», afirma con orgullo Ángel, para quien una de las claves del éxito es el protocolo familiar que rige la vida de Kolmer. Los valores más importantes de esta ´norma´ son «continuidad, tradición, honradez, formación y reconocimiento y apoyo a la sociedad que nos rodea». En relación a este último punto, Kolmer colabora con diferentes actividades y eventos culturales; por ejemplo, ha patrocinado conciertos de la Orquesta Ciudad de Granada y a deportistas como Álvaro Molina (motociclismo).

Kolmer fue el primer fabricante nacional de pinturas en obtener el Certificado de Gestión de la Calidad, según la Norma ISO 9.002. Cuenta, asimismo, con la certificación en la Gestión Medioambiental según la norma ISO 14001. Y ha recibido varios premios a su trayectoria.

Las empresas familiares se suelen enfrentar al reto de la supervivencia, debido al desinterés de hijos y nietos por tomar el testigo del fundador. No es el caso de Kolmer, una firma altamente profesionalizada, hoy capaz de competir con las grandes compañías del sector en Europa.

Fuente: La Opinión de Granada (20/09/2009)